Educar en Familia

Un nuevo año, un nuevo proyecto

En esta ocasión no sólo es un nuevo año, sino se entra en un nuevo decenio.Además 2020 es un año bisiesto, osea que el mes de febrero tendrá 29 días. Más tiempo para hacer proyectos.

Cuando llega el mes de enero, es frecuente aprovechar para reflexionar sobre lo vivido en el último año. Es como una balanza, en uno de cuyos platillos se colocan los aspectos positivos y los objetivos que se marcaron hace un año y se han cumplido; y en el otro platillo los menos positivos junto a los que no se han podido llevar a cabo.

Proyectos para el nuevo año

Se puede elaborar una cascada de ideas que aporten todos los miembros de la familia. Como la lista puede ser casi interminable, las sugerencias podrían anotarse en una libreta para evitar olvidar algo que pueda ser de interés.

Se podría centrarse en objetivos a corto y medio plazo, más fáciles de cumplir. De esa forma el día a día será quien pueda hacer el papel de conciencia, y valorar si se van cumpliendo o no.

Útil, muy útil, será tener los pies en la tierra procurando no marcar metas muy teóricas, la mayoría de las veces inalcanzables. 

No se puede olvidar que

  • Los valores se aprenden desde la cuna y se irán consolidando a lo largo del crecimiento como persona.  
  • Servir de modelo a imitar por los hijos se podría traducir al ver cómo ese ejemplo tiene mucho más valor que tanto sermón; algo así como «si lo escucho, lo olvido; si lo veo, lo entiendo; si lo hago, lo aprendo».         

¿Qué tal si se mezcla afecto, disciplina, respeto y responsabilidad? 

  • Un ambicioso proyecto ha de estar liderado por el afecto. ¿verdad que a nadie le importa que le demuestren que es querido? 
  • Los valores de la disciplina y el respeto son casi innatos, pero hay que practicarlos.
  • Con el paso del tiempo los padres deben dejar que los hijos vayan asumiendo ciertas responsabilidades, y así se les dejará crecer.
  • Imprescindible será incluir límites y normas, pero siendo conscientes de que son para cumplir; por ello, y en pro de la eficacia, mejor poner pocas normas y que se cumplan, evitando convertirse en una “ametralladora” de dar órdenes, que nadie sea capaz de obedecer.
  • Cuando se llega a una edad con más madurez, se podrá plantear la negociación de los límites y mil cosas más.

Estar a su lado

Como todas las personas, los padres también, los hijos van a tener éxitos y fracasos. Se van a caer y se van a levantar. Al principio necesitarán una mano que les ayude hasta que, poco a poco, su creciente autonomía les enseñe que pueden hacerlo solos. Sabrán irse defendiendo a medida que la confianza de los padres y su propia responsabilidad se vayan consolidando.

Fundamental será reconocer sus méritos, sus logros y todos sus aspectos positivos; la autoestima está  para algo y hay que mantenerla viva. Y si el resultado no es el esperado, es conveniente estimularlos a seguir luchando, quitando importancia a ese resbalón. Así, poco a poco, crecerá una persona cada vez más segura y responsable.

Logrado un objetivo, ya se ha subido un escalón;  luego otro y otro… y la escalera es larga.

Papel de la familia

En la actualidad, la familia sigue siendo el núcleo que más influencia, con diferencia, va a ejercer sobre sus hijos, de forma muy especial en edades tempranas. A edades intermedias, la familia y la escuela, en ese orden, van a ir de la mano acompañando a los jóvenes en su crecimiento.

Con el paso de los años van a aparecer otras influencias, su grupo de amigos a algunos medios de comunicación, entre otros. Si la familia deja descuidada su parcela, todos los demás van a tener más espacio para ocupar su «cuota de influencia «. Y eso es importante tenerlo presente aunque haya que sacrificar algo de ocio o de descanso. 

La familia puede ayudar, acompañar. No es difícil; sólo hay que querer. El día a día será quien vaya a marcar el éxito de esa «comunicación» con mayúsculas. Y se podrá aprovechar cualquier situación cotidiana:

  • un desayuno compartido 
  • la cena familiar (recordemos que la TV no forma parte de la familia)
  • acompañar a  su deporte favorito
  • leerles un cuento y que así se aficionen a la lectura
  • disfrutar de las actividades al aire libre
  • compartir viajes y vacaciones  

Ánimo, ¿combinamos afecto, paciencia y educación positiva?

 

Pediatra Dr. Antonio Redondo Romero

Dr. Antonio Redondo Romero
Pediatra – Alicante
Hospital Vithas Medimar Internacional